12/10/10

encontré un cerdo y una oveja en el patio de mi casa

Mi patio no es grande, y menos el sector con tierra.
Me senté al sol después de comer y me molestó la presencia de un yuyo desordenado entre el pastito lindo. De reojo lo descubrí.
No pude con mi genio, no pude ignorarlo y seguir. Tuve que arrancarlo y, parece mentira pero, una vez que saqué ese noté que había otro, y otro más allá.
Me acordé del mito aquel que dice que si arrancás una cana nacen otras siete. Bueno, algo así ocurrió con los yuyos desordenados esta siesta.
Los arranqué a todos y además despejé de cascotes y restos de escombros el sector de tierra que tiene el patio.
Cuando llegué a la zona de la albahaca mis ojos no podían creer lo que veían: una oveja. Por un instante creí que era el feto de algún bicharraco pero no, era una oveja, o más bien una ovejita. De plástico, chiquita y bastante fea como para pensar que haya sido juguete en el pasado, por eso supuse que quizás se trate de la pieza de un pesebre de mal gusto y que vaya a saber por qué razón llegó a mi albahaca.
Mis ojos no salían del asombro cuando veinte centímetros más allá encontré un chancho. Sin gracia e igual de pequeño y descolorido que la oveja. Entonces descarté la hipótesis del pesebre, pues hasta hacerse grande Cristo fue judío y los judíos no comen cerdos. Qué iba a hacer pues, un chancho en el establo aquel.
Pensé en la infancia de Damián, que transcurrió en la casa de al lado y me lo imaginé pequeño jugando a la granja. Pensé en los movimientos de la tierra. Recordé esas monedas que casi sin querer salir de la infancia enterramos con mi amiga Luisina en el Parque Unzué y me pregunté la cantidad de boludeces que debe haber bajo la tierra.
Y poniéndome más seria, pensé en el mastodonte que hallaron acá cerquita en abril de este año y en los investigadores del CONICET que excavaron un poco más la semana pasada. Intenté pero casi que no pude hacerme una idea clara de lo que debió haber sido lo que hoy llamamos Gualeguaychú hace miles de años, ocho mil antes de Cristo, diez mil antes que Damián y mi albahaca, antes de que llegaran los cerdos, las ovejas, los judios, el plástico, Luisina, yo... el CONICET. 



11 comentarios:

  1. Gracias por alegrarme el primer dia del repetido trabajo!Me dijo Gus q es como un ex q no se resigna a perderte.. siempre llama para q vuelvas.. o te inventa una excusa para q lo hagas!

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  2. Soy Lu, pero no se porq mierda de aca no puedo escribirte con mi cuenta de gmail!!! (estoy enojada)

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  3. (Guarda con Lu enojada! Juaz!)
    ¡Qué lindo! Tener taanta imaginación, digo... y que lo escribas tan bonito.
    Perdoná que te lo marque, pero estás como los viejos (y como Damián, que el otro día cayó en esto) que dicen dos por tres: "cuando esto era todo campo..." y señalan el horizonte, con la pera en alto, casi señalando también, el barrio.

    En fin, yo de chica encontraba dos por tres estas huevadas en mi patio... pasa que ahora vive mi abuela arriba de él (en una casita. No se vayan a creer que la tenemos en una carpa al fondo :P).

    Ah! dejá de hacerte tanto drama por los títulos de las noticias y empezá a poner alguno como este del post. ;)

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  4. Que lindo Sabi, cuantos recuerdos me trae este pedacito de tierra.
    Viejos juguetes ahora asomando, siestas por demás aprovechadas!
    Ahi viene el recuerdo de mi abuela Ñata con la que sacamos el mas grande zapallo del barrio en ese retazo de mundo.

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  5. En serio que eran juguetes tuyos Dami!?!?!?!?! guau! yo estaría emocionadísima!

    Luisina enojada... GUARRRRRRDA!

    chuli, quiero conocer tu patio, y tu abuela!

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  6. En el fondo de casa he hallado centavos de austral, con un puma tallado en las de cinco y un ñandú en las de uno... Bieeen al fondo seguro que quedan pedacitos del chasis de un karting azul que nunca dominé... por suerte los recuerdos están bien enterrados en mi cabeza y los puedo sacar a colación cada vez que quiera y sin ensuciarme las manos :)

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  7. Recuerdo las del ñandú!!! jajaja yo jugaba "a la zapatería" con amigas, y comprábamos y vendíamos los pares a 10 mil australes, juaz, que vejestudddd
    Me gustó lo de los recuerdos enterrados.

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  8. Lamento decir que si la oveja y el chancho no eran de Damian... el se va a encargar de hacerlos propios y tambien de contar el momento en que los perdio. Esos pequeNos animalitos de jueguete se van a volver del tamaNo real, y con un pasado muy interesante, digno de conocer!

    Cliptodonte encontrado debajo de la Biblioteca Nacional en Buenos Aires, una historia casi magica!

    Apoyo totalmente los cuentos fantasticos que sanamente se confunden con la realidad!
    Espero conocer el pasado de esos juguetes!

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  9. Nunca voy a poder superar mis 14 años, cuando nació mi sobrinita y le tuvimos que dar todos los juguetes. Aparte ya nos mudábamos y yo ahora era un chico grande, sin juguetes. Hoy los veo todos rotos, guardados en un cajón y me pongo un poco triste. Por suerte logré rescatar algunos de mis autitos (si, chuly, tenía autitos) y mi camión petrolero, pero quedaron allá los play mobil, los viejos Gokus, y los ladrillitos que me regaló mi madrina cuando cumplí sólo 4 añitos.

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  10. Cuando Damián se encontró (o reencontró) con esos juguetes los examinó tratando de recordar si eran suyos, y no pudo, pero creyó que si.
    Los dejó en la ventana, no quiso ni tirarlos ni devolverlos a la tierra.

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Yo también me suspendo con lo que decís