27/3/11

el gol de Riquelme y el no gol de Gabriel

Luego de casi un año sin hacer un gol, el "enganche" de Boca, Juan Román Riquelme, le metió uno de tiro libre a Colón de Santa Fe, en Santa Fe. En ese preciso momento, a 25 kilómetros, en un banco de la plaza 1° de mayo, de la ciudad de Paraná, un joven de pelo rubio y enrulado lloraba porque la chica que ahora camina ligero por Avenida Ramírez le dijo que no lo amaba. El motivo por el cual ya no lo amaba se encontraba sentado frente a la computadora cambiando la foto de su perfil de Facebook.
Algunos festejan, al mismo tiempo que otros lloran.
Siete minutos más tarde, cuando el rubio del banco decidió incorporarse y olvidarla, el perro caniche de la mujer del empleado del casino fallecía ahogado con una moneda de 50 centavos argentinos que fue a parar a sus fauces por causas que su ama pasará toda su vida tratando de establecer; mientras, en la otra cuadra Lady Gaga aturdía a una adolescente desde su iPod.
Bad Romance.
Dos metros a mi derecha, a orillas del río Gualeguaychú, un padre se esforzaba para que su hijo Gabriel encontrara fascinante pescar, y dejó pasar la tarde sin jugar si quiera dos minutos al fútbol, que es lo que el niño pretendía.

26/3/11

cuando Borges fue al juicio y se encontró con el infierno

El lunes 22 de julio de 1985, el Juicio recibió la visita del gran escritor. Escuchó a un ex detenido de la ESMA. Y después escribió un artículo para la agencia EFE.



Es de curiosa observación que los militares, que abolieron el Código Civil y prefirieron el secuestro, la tortura y la ejecución clandestina al ejercicio público de la ley, quieran acogerse ahora a los beneficios de esa antigualla y busquen buenos defensores. No menos admirable es que haya abogados que, desinteresadamente sin duda, se dediquen a resguardar de todo peligro a sus negadores de ayer.

22/3/11

memoria

Lo peor de la mañana fue escuchar a un oyente decir, a través del contestador de la radio, "los milicos se quedaron cortos".
¿Qué faltó?
¿Faltó tortura, o extremar aún más los métodos de tortura?
¿Faltó matar, sin darle la posibilidad de defenderse ante la Justicia, a más jóvenes?
¿Se quedaron cortos con la cantidad de bebés que se robaron apenas salidos del vientre de su subversiva mamá?

15/3/11

ok

Urribarri y Cristina
Reconozco que debería reparar en aspectos que más bien tengan que ver con su gestión, o en los proyectos de gobierno que tiene para volver a presentarse a elecciones. Sin embargo, me impresiona cómo queda su dedo cuando hace el "OK".

14/3/11

rec

Éste, tal cual como se ve a continuación, fue el texto que me encontré para grabar esta mañana:

 EL GOBIERNO MUNICIPAL DE LAS PALMAS UNA VEZ MAS ISO REALIDAD
 LA FIESTA POPULAR MAS IMPORTANTE DE LAS PALMAS, CON EL APORTE DEL GOBIERNO
 MUNICIPAL LOS CARNAVALES 2011 FUERON UNA REALIDAD, APORTES EN ILUMINACION,
 SONIDO, BAÑOS QUIMICOS, BALLADOS, BEEDORES, SEGURIDAD POLICIAL, LOGISTICA Y PERSONAL
 AYUDA ECONOMICA A LAS TRES COMPARSAS, SIN APOYO PROVINCIAL
 Y CON UN PORTE DE MAS DE 197.300 PESOS DESDE LA MUNICIPALIDAD DE LAS PALMAS
 UNA VEZ MAS SE DISFRUTO DE LAS FIESTA MAS POPULAR DE LAS PALMAS, PARA QUE EL

 100% DE LAS RECAUDACIONES DE VENTAS DE ENTRADAS, CANTINAS, PUBLICIDAD,
 PALCOS Y SILLAS SEAN BENEFICIADAS LAS COMPARSAS PARTICIPANTES,
 RESPUESTAS INMEDIATAS Y FABORABLES
 DEL GOBIERNO MUNICIPAL DE LAS PALMAS INTENDENCIA VIKI ARMELLA.

de boca a oreja y de oreja a blog

Los dichos y frases populares son manjares de la cultura que si no se transmiten de boca a oreja, se pierden. Mis orejas suelen escuchar a diario comparaciones del tipo "amargo como caldo e gato", sobre todo de boca de Gebita, el exitoso piloto de moto que ahora despunta el vicio manejando el móvil de Radio Máxima.
Para no olvidarlas, anduve una semana con una hoja a mano para anotarlas apenas las escuchaba:


                se quiebra como chorizo seco
                                                 molesto como calzón con arena
          desorientado como caballo arriba del techo
                                   finito y largo como cursiada de águila
 reculó como ganso atorau con tripa
                                                      refaloso como teléfono de carnicero
                    sudau como salame en la guantera

Vale la pena aclarar que queda mal que en lugar de "refaloso" digas "resbaloso"; así que nada de pulcritud lingüística acá.

12/3/11

el lazarillo de Magnasco

No recuerdo exactamente la cuadra en la que se sumó a mi habitual y acelerado recorrido a pie desde casa hasta la radio, pero cuando quise acordar no iba sola. Fiel a mi derecha, o unos pasos detrás y por momentos adelantado, me acompañaba, a cambio de nada, un rubio peludo de ojitos dulces.
Cuando yo me detenía, pura y exclusivamente para observar qué hacía, él también dejaba sus patas quietas y además, levantaba la vista y me miraba.
Me entretuve el resto del camino poniendo a prueba su gratuita fidelidad. Si me retrasaba, al ratito se daba cuenta, se daba vuelta y me esperaba. Si me adelantaba, dejaba de olfatear canteros y de levantar la pata árbol por medio para mantenerse a corta distancia de mis talones. 
A su momento llegó también la prueba de fuego: dos perros desesperadamente interesados en saber si mi acompañante era macho o hembra lo interceptaron en la esquina de San Juan y lo dejaron continuar recién luego de haber concluido el incómodo estudio hocicogenital.
Pasado el trance, siguió y siguió; hasta que el abundante tránsito de autos y gente de Rivadavia me perdió de su vista y del rastro que lo venía guiando.
Ya iba yo por el centro de la plaza Urquiza cuando me di vuelta y lo vi perdido entre los guardapolvos primarios que entraban a la Gervasio Méndez del otro lado de la calle. No estoy loca, me buscaba, pero supongo que el mejunje de colonias infantiles y fragancias de Avon lo despistaron demasiado.

7/3/11

en la peluquería se habla de sexo

85 una y 73 la otra.

Mientras una se arrepentía de no haberse bañado nunca con su marido, reconociendo que esa fue siempre su fantasía, la otra lamentaba haber hecho el amor toda su vida con el camisón puesto.

La peluquería de Ana

escribir como se habla

Como al hablar se ligan sonidos, sobre todo cuando a la última letra de una palabra le sigue una letra igual, suele caerse en este error también en la escritura. En este caso del negocio de venta de objetos descartables directamente se omitió la palabra "a" entre "da" y "consignación".


Me aturdieron también los signos de exclamación, tan rellenitos; esos puntos suspensivos sin razón de ser, y la insistencia por dejar en claro que una vez que compraste algo no lo podés devolver. 

2/3/11

por la tonada

Enamorarse es sumamente suspensivo, y si hay algo más suspensivo todavía, es el amor correspondido y que sean dos y no uno el que ande tonto, con cara bolero.
Que esto se de no es moneda corriente. Hay quienes han tenido la suerte de encarar por primera vez al amor y dar en el blanco; y otros a los que nos ha valido unos cuantos tropezones.
Pero llega.
Y cuando llega de verdad te das cuenta.
Te das cuenta por la tonada.





Se dice de él:


Ojos grandes y pelo negro. 
Para él no existen las reglas básicas de los caballeros, él abre la puerta y pasa primero.
Su voz brilla. El río lo envuelve y le nacen acordes.
Seguridad. Decisión. Compromiso. Manos fuertes y trazo firme. 
Por momentos Paraná, por otros Uruguay.
Risa de chamamé, seducción de zamba, vitalidad de chacarera y simpleza de chamarrita.
Absolutamente nada de más.



Se dice de mi:


Pelo rubio, bastante y en original descontrol.

Tan madura y atosuficiente como sensible y niña.
A veces todo lo puede y otras se le cae el mundo sin la ayuda de un abrazo.
La rodean y la distinguen valores creados y heredados.
Profesional admirable que utiliza sus recursos literarios hasta para pedir rabanitos en "Lo de Chiche".
No es parecida a nadie, ni lo quiere por suerte. Todo lo que hace es "típico de Sabi".

1/3/11

El otro carnaval de Gualeguaychú

Hace unos días me propuse escribir también sobre el otro carnaval, el de los barrios, el de las cornetas, el de la espuma; pero toda intención se desvaneció esta mañana cuando abrí mi correo y encontré un mail de Fabián Magnotta, con una descripción que yo no podría superar. Antes que salga en la columna de maximaonline, se muestra en estos mundos:


Una Guía para viajeros, podría decir Cortázar. Acaso sea necesario que quienes lleguen a Gualeguaychú, conozcan que hay dos carnavales, y que no compiten entre sí.

Es reconocido el llamado Carnaval del País, que se realiza cada verano desde 1997 en el corsódromo. Pero también está el viejo carnaval, el corso tradicional, que vuelve con el paso de las murgas de la historia y que perdura desde los barrios y vive buscando su lugar.


Es innecesario y además incorrecto establecer una competencia.

Gualeguaychú logró imponer su nombre más allá de sus fronteras desde ese Carnaval del País. La transformación se produjo en el verano de 1981, cuando surgió la propuesta de teatro a cielo abierto como fruto del trabajo –sin manual- de diez clubes y entidades sociales, con acompañamiento municipal. Fue un desprendimiento de los corsos tradicionales para construir el espectáculo más grande del verano en la Argentina , y uno de los principales carnavales del mundo.

Una genialidad artística y comercial, si se quiere, en un país bipolar que se ha obstinado en oscilar entre la esperanza y la desolación. Una propuesta que incluye otras riquezas, como el aporte de artistas que crecen desde las carrozas estudiantiles (espectáculo que ya pasó el medio siglo) y más cerca en el tiempo desde una primavera teatral que se instaló en la ciudad. Es el carnaval que todos conocen, el que genera un movimiento económico que iguala el presupuesto anual municipal y que abrió las puertas a un proyecto turístico. Un carnaval que como construcción colectiva en Gualeguaychú supo disfrazarse de progreso y de arte.  El ritmo de Brasil, la fuerza nacida desde el pie de las murgas uruguayas, otro poco de las plumas de Corrientes, pero fundamentalmente fue y es la sangre de Gualeguaychú la que edificó este show imponente.

El Carnaval de Gualeguaychú, como el corsódromo del Parque de la Estación , refleja las luces que se encienden en el escenario donde por años funcionara la estación del ferrocarril, un lugar ligado al puerto y al legendario Frigorífico Gualeguaychú a través de la Calle de Tropas. Turismo en lugar de producción, trabajo al fin, y menos contaminante. Una utopía realizada de plumas, de enormes carrozas, de estandartes, de batucadas y de pasistas.

Un mundo de glamour, de brillo, de esplendor, de majestuosidad… tales las palabras a las cuales recurrimos los periodistas para los títulos. El sueño de deslumbrar, la admiración, el arte, las luces que estallan, los cuerpos que se adueñan del show, la creciente profesionalización, el marketing, las coberturas, los VIP. Las cámaras de fotos que se pelean en la multitud. La música en medio de un lugar donde todo el año es silencio, los atrevidos trajes de dioses y de diosas, los desnudos en un pueblo donde todos se esconden.

Pero, debe aclararse al desprevenido viajero que en Gualeguaychú existen muchas más páginas escritas: con sus variantes, el carnaval siempre rompió las tardes y las noches de los veranos.





Carnaval de siempre

Hay otro carnaval, así con minúsculas nomás, como se escribe carnaval. No como marca, sino como genérico.

El de siempre, con “s” minúscula también, por eso cuesta encontrar el origen. Hay por allí un decreto municipal firmado en 1840, cuando se ordenaba celebrar el 29 de noviembre la Convención de Paz entre la Confederación Argentina y la Francia con un festejo de carnaval, aunque ocho años más tarde otro decreto prohibiría “ LA BARBARA COSTUMBRE DEL CARNAVAL...POR LA DEFENSA DE LA SALUD , LA MORAL Y LA CULTURA QUE DEMANDAN LA RELIGION DEL ESTADO Y EL ACTUAL SIGLO DE LUCES”.

Así las cosas, el primer CORSO DE CARNAVAL se realizaría el 5 de marzo de 1876, como quedó registrado en una edición del suplemento Cuadernos de Gualeguaychú, del diario El Argentino.

Se llaman Matecito por un payaso (Blanc de apellido) que tenía ese nombre, bien entrerriano, bien de barrio, bien de desayuno en las casas. La simpleza, la belleza y la alegría posible.

En realidad, el área de Cultura de la Municipalidad hizo esfuerzos para organizar y recuperar la fiesta en los años 90, cuando parecía que todo se iba apagando sin que nos diéramos cuenta. Ojalá aprendamos la lección de conservar la columna vertebral en cada cosa que hagamos.

Corso rioplatense de los pobres o de todos, el concepto del carnaval como fiesta de encuentro. Y después, como canta Serrat, el pobre que vuelve a su pobreza y el rico que vuelve a su riqueza.

Su cielo es de sencillas guirnaldas. No hay glamour, sino el brillo sólido y opaco de las raíces. Los barrios que se organizan, se concentran y salen, con el estandarte del orgullo para competir. La alegría mezclada con la sonrisa triste del payaso de barrio.

 “Negra…¿dónde están mis guantes/mi galera felpa/mi viejo bastón?/ Negra/dónde están mis lentes/mi camisa a raya/y mi frac pintón?”, cantaba el Canario Luna aquellos versos uruguayos de Pedro Ferreira, para graficar la mística de los preparativos.

La galera, la pechera, el bastón, las máscaras, la broma del autor desconocido, el artista escondido, las voces finitas, las muecas, la reivindicación del derecho a la alegría que no figura en los códigos, la convivencia de duendes, magos, antifaces, cañas, pieles embadurnadas, la mística y la queja tristona que habitan y seducen en el territorio murguero.

Ser alguien una vez al año, planteó Abelardo Otero Wilson, que también se detuvo en el “payaso sin circo”. El carnaval que no busca deslumbrar, sino divertir. La música dulce, casi pegajosa de las cornetas, que atraviesa el aire. El mismo aire que pinchan los bastones. El mismo aire que suspende el salto del murguero con hilos invisibles. La lluvia de espuma, que vendría a ser el reemplazo moderno de jugar con agua, aunque debe aclararse que no vale cometer homicidio.

Por ahí se mezclan algunas imágenes con el Carnaval del País, que vendría ser el hermano rico, grande y exitoso. Los corsos también son una escuela de batuqueros, como algunas chicas muy jóvenes exhiben vocación y poses de pasistas del carnaval espectáculo.

Desde hace unos años le dieron el viernes, y por ahora sigue ahí. Es el carnaval sin ticketek, donde el invencible Momo se quedó.

-Tengo los videos grabados para mirar el carnaval en invierno. Mi vida es esto…es para extrañar menos el carnaval- me dijo una murguera con historia.

La mueca que queda dibujada a fuego, la burla a la rutina, por unas horas la gambeta a las penas, una “reina” que es un albañil bastante feo, pero –como decía Borges de Almafuerte- lo salvan la fuerza y la convicción, el papel picado, el sonido de celofán, y la serpentina que queda eternamente suspendida en el aire, para que después sólo la vean los privilegiados de la dulce nostalgia.

Se va, o parece que todo se va cuando la noche termina. La sabia mezcla de alegrías y lamentos, los papelitos que vuelan, un vaso roto, un tarro de espuma aplastado, una silla caída, un noviazgo que nace, una mirada que no conocerá el olvido, el perfume de una reina con otra belleza, las huellas de los pasos de los murgueros, el traje que esquivó la rutina y cae en una silla, el sencillo paraíso de guirnaldas, los zapatos cansados, la sonrisa pintada en el rostro con colores que no están en el muestrario del reloj cotidiano, la fantasía colada en la simpleza, la expectativa, el entierro para reírse de lo inevitable, todo en el “otro carnaval”, el de siempre, la murga que gira y esa corneta que regresa a su soledad y a su maldita condena de silencio de once meses, y que sabe en el fondo que la vida siempre da revancha.