13/6/14

otra vez un cerdo en casa

Ya me pasó una vez, hace tiempo; era primavera y el árbol que habíamos plantado no era más alto que el tapial. En lugar de orégano, en ese rincón crecía en proporciones absurdas una planta de albahaca. El dinero que ganábamos no nos alcanzaba para enrejar el ventanal. Yo cocinaba peor que ahora, y aún no éramos papás. Parece que estoy hablando de un pasado lejano, pero a decir verdad, no pasó demasiado tiempo desde la vez que encontré un cerdo y una oveja en nuestro patio.
En aquel entonces me desviví sacando conclusiones, pensando cómo habían venido a parar acá, a quién pertenecían. Incluso no tenía claro qué hacer con ellos.
Hoy, que ya cocino mejor, que estamos en otoño y que la punta del ginkgo biloba se alcanza a ver desde el otro lado creo fervientemente que hemos edificado arriba de un yacimiento de animalitos de juguete.



5 comentarios:

  1. Espero que lo proximo sea un chanchito con monedas!

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    1. jajaja, o uno de verdad, para hacer jamón! (vegetarianos abstenerse de mis comentarios)

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  2. Qué hermosa postal de vida cotidiana, Sabi... y esos pequeños misterios que marcan los días... Me encanta ^_^
    Feliz día del padre a Damián y fuertes abrazos a los tres!

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    1. De verdad que fue un misterio para mí. Imaginate, estar ahí, y de repente encontrar un juguete del año del ñaupa.
      Gracias por tu saludo y por leerme siempre, Cass.
      Abrazo!

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  3. Caminando anoche por la Defensa Sur volví sobre mis pasos al divisar una pierna de plástico en el piso. Por la apertura de la misma parecía ser de algún cowboy o sujeto que se conducía a caballo. Tratando de examinarla con más detenimiento se partió en mis manos, maltrecha por tantos soles y lluvias, dejando el misterio sin resolver encerrado en sus eternas entrañas de polímero.

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Yo también me suspendo con lo que decís