16/9/13

la princesa Agustina











Días atrás la Policía de Concordia descubrió en la calle a una nena de 12 años ejerciendo la prostitución. Cuando se acercaron a ella, les dijo que era su mamá la que la obligaba a acostarse con hombres a cambio de dinero, que luego debía entregarle. También contó que su mamá también obligaba a sus hermanas a hacer lo mismo.
La nena se llama Agustina, y ahora está en una residencia dependiente del COPNAF (Consejo Provincial del Niño el Adolescente y la Familia).



En medio de la maraña informativa de este lunes aparece, como una isla tenebrosa, esta 
noticia. 
¿Podrías detenerte unos segundos y ponerte en el lugar de Agustina? 

Feo, ¿no?

Probá un rato más. 
Pensá en la noche, en el frío, en lo lindo que sería estar al lado del fuego en lugar de estar 
caminando por estas calles inhóspitas, con estas botas y esta ropa incómoda que obligaron 
ponerte. 
Las nenas de tu misma edad todavía se ilusionan con historias de princesas, que usan vestidos
amplios y bailan. 
Son lindas, y lucen felices las princesas... 
Pensá en esos hombres, enormes. Enormes si, son mucho más grandes que vos y tienen 
mucha fuerza. 
Te dan asco. Mucho asco. Escupirías sus caras cada vez que los ves acercarse. Y saldrías 
corriendo con tal de evitar las manos. Otra vez las manos, y la saliva, y el dolor, y la sangre.
Y el dolor.
¿Pero adónde? ¿Quién podría ayudarte?
Esa vez que intentaste resistirte, el hombre se enojó mucho y recordó que había pagado 
dinero para que vos te portaras bien y hagas lo que él te pidiera.
Tenés tanto miedo.
Estás tan sola. 
¿Quién podría llegar a darte amor, si ni tu mamá lo hace?.


Sin clientes no hay trata.
Desde el lugar en el que estés en esta sociedad hacé lo posible para evitar Agustinas tristes.

3 comentarios:

  1. Muy fuerte. Todavía no entiendo cómo hay gente que pretende justificar cualquier tipo de explotación infantil: esto directamente no me entra en la cabeza.
    Fuerte y triste, en verdad :-(

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  2. Qué bien escribís. Lográs transmitir sensaciones con las que uno se identifica.

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  3. Que me lo digas vos, Susana, me hace sentir muy bien! Gracias!

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Yo también me suspendo con lo que decís