10/8/13

la rueda de la fortuna

Era uno de los viernes más fríos del año, y sin embargo igual quisimos cenar fuera de casa. Lo hacíamos siempre que teníamos unos manguitos extras y algo para celebrar o algo para conversar, o porque queríamos darnos un gusto. Estacionamos el auto frente al río, y mientras caminábamos hacia el luminoso restorán al otro lado de la calle, un muchacho flaquito, algo encorvado y con las manos refugiadas en los bolsillos del buzo tipo canguro se ofreció a cuidarnos el auto. Nadie lo dijo, el trato estaba implícito, al regresar debíamos darle unos pesos. Continuamos caminando hacia la gran puerta de vidrio, sabíamos que al pasarla el lugar iba a estar calentito y que en no más de cuarenta minutos estaríamos comiendo. Yo llevaba a Miguelina en brazos y Damián empujaba el coche. Me di vuelta y vi como el muchacho se recostaba en la balaustrada de espaldas al río. Ese buzo es una burla para este frío impiadoso, pensé. Y él tan flaquito. Pero seguí avanzando, voltee la cabeza y así de fácil dejé de verlo. (¿Dejé de verlo?). Allá enfrente el panorama era tan distinto...
Nada iba a quitarme del alma ese sentimiento áspero y amargo, ni la propina que le dimos, ni el chocolate que le regalé. Ni siquiera la breve charla amable que entablé con él.
En mi mente se representaba una de esas ruletas en las que el hecho de que el puntero se quede señalando el casillero de la fortuna depende del azar. ¿Por qué mi hija tuvo la suerte de nacer en una familia que cada tanto puede darse el gusto (aunque contando los billetes) de pasear y pagar por una cena y a ese muchacho le tocaron la noche fría, el techo lejos, los ojos en los autos ajenos y la balaustrada?
¿Hay algo realmente transformador que podamos hacer o vamos a seguir haciéndonos los estúpidos sosegando nuestras consciencias dejando propinas y llevando bolsones de ropa que ya no usamos a la parroquia del barrio?
¿Qué tal si fuéramos vos y yo los que tengamos que estar ahora cuidando autos en la costanera? Y en ese caso, ¿cuál sería nuestra visión del mundo?

3 comentarios:

  1. Ese chico que cuida autos mantiene a su mamá y a sus hermanitos menores con las monedas que le damos nosotros los que vamos a comer allí. También lo ayuda Claudio, que le da de comer a él y algo más para que lleve a su casa. Es un ejemplo de dignidad.

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  2. Siempre hay algo transformador que puede hacerse. Y la oportunidad puede presentarse en cualquier momento. Como esa oportunidad que hizo que vos tengas la vida que tenés hoy, por ejemplo. Soy una convencida de que el mundo puede ser cambiado, más allá del deseo y la fuerza de unos cuantos para mantener el status quo. Aunque sólo haya contribuido a cambiar una ínfima porción de ese mundo, me sentiré mejor que no haber hecho nada cuando se me presentó la ocasión. Y pese a todo esto que te digo, muchísimas veces (más seguido de lo que me gustaría) siento tu misma angustia, me hago las mismas preguntas.
    Abrazo enorme!

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  3. Es imposible tener respuesta a esto. También es cierto decir, creo, que sin ellos esto no funcionaría, y otros se encargarán de mantenerlo así, aunque tácitamente.

    También es cierto que si no ignoraríamos, probablemente tendríamos que terminar con nuestras vidas de la angustia producida.
    Lo necesitamos para vivir, como ellos el morfi.

    Difícil, duro.

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Yo también me suspendo con lo que decís