10/1/13

nada el pájaro y vuela el pez

Hace dos años murió María Elena Walsh, integrante del grupo de seres que no se van cuando fallecen. Digo yo. Porque han dejado huellas, que no se borran, a través de su obra. En este caso de sus canciones, y de sus textos, como este que habla sobre la pena de muerte:

Fui lapidada por adúltera. Mi esposo, que tenía manceba en casa y fuera de ella, arrojó la primera piedra, autorizado por los doctores de la ley y a la vista de mis hijos.
    Me arrojaron a los leones por profesar una religión diferente a la del Estado.
    Fui condenada a la hoguera, culpable de tener tratos con el demonio encarnado en mi pobre cuzco negro, y por ser portadora de un lunar en la espalda, estigma demoníaco.
    Fui descuartizado por rebelarme contra la autoridad colonial.
    Fui condenado a la horca por encabezar una rebelión de siervos hambrientos. Mi señor era el brazo de la Justicia.
    Fui quemado vivo por sostener teorías heréticas, merced a un contubernio católico-protestante.
    Fui enviada a la guillotina porque mis Camaradas revolucionarios consideraron aberrante que propusiera incluir los Derechos de la Mujer entre los Derechos del Hombre.
    Me fusilaron en medio de la pampa, a causa de una interna de unitarios.
    Me fusilaron encinta, junto con mi amante sacerdote, a causa de una interna de federales.
    Me suicidaron por escribir poesía burguesa y decadente.
    Fui enviado a la silla eléctrica a los veinte años de mi edad, sin tiempo de arrepentirme o convertirme en un hombre de bien, como suele decirse de los embriones en el claustro materno.
    Me arrearon a la cámara de gas por pertenecer a un pueblo distinto al de los verdugos.
    Me condenaron de facto por imprimir libelos subversivos, arrojándome semivivo a una fosa común.
    A lo largo de la historia, hombres doctos o brutales supieron con certeza qué delito merecía la pena capital. Siempre supieron que yo, no otro, era el culpable. Jamás dudaron de que el castigo era ejemplar. Cada vez que se alude a este escarmiento la Humanidad retrocede en cuatro patas.


Y de regalito, para ponerle play, una de sus canciones: "Sábana y mantel"


2 comentarios:

  1. Hermosa María Elena... ayer en Facebook Américo compartió esta joyita de una faceta que, como dijo el, es poco conocida en la Reina del mundo del revés: su feminismo

    "Aquí yace una pobre mujer
    que se murió de cansada.
    En su vida no pudo tener
    jamás las manos cruzadas.

    De este valle de trapo y jabón
    me voy como he venido,
    sin más suerte que la obligación,
    más pago que el olvido.

    Aleluya, me mudo a un hogar
    donde nada se vuelve a ensuciar.

    Nadie me pedirá de comer
    en mi última morada
    no tendré que planchar ni coser
    como condenada.

    Cantan ángeles alrededor
    de la eterna fregona
    y le cambian el repasador
    por una corona.

    No lloréis a esta pobre mujer
    porque se encamina
    a un hogar donde no hay que barrer,
    donde no hay cocina.

    Aleluya esta pobre mujer
    bienaventurada,
    ya no tiene más nada que hacer
    y ya no hace nada."

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  2. ¡Bueno! Impactante el texto de María Elena Walsh sobre la pena de muerte... No lo conocía. Gracias, Sabi.
    Y muy bueno lo de la Chuli a través de Américo.
    ¡Qué buen recuerdo!
    Además de sus poesías inolvidables hechas canciones que cambiaron el reino de la literatura "para niños"...
    Beso grande...

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Yo también me suspendo con lo que decís