31/3/13

a Damián

Primero habrá sido tu mirada, como casi siempre sucede. No me costó, a pesar de la música fuerte y la gente alrededor, darme cuenta de que eras un tipo bueno. Y para colmo hiciste eso de bajar el mentón y mantener fijo en mí a ese par de bolillones tan oscuros, tan brillantes. El corazón me latió un poco más fuerte y probablemente se hayan enrojecido y mucho mis cachetes, pero lo disimulé. Cómo podía ser que así como si nada se me moviera de esa manera la estantería.
Siempre fui enamoradiza, está bien, lo admito, pero tarde o temprano (y muchas veces más temprano que tarde) encontraba ese "algo que no me cerraba". Con decirte, Negrito mío, que minutos antes había resuelto quedarme sola, feliz y sola, alejada de cagones inmaduros que-no-saben-lo-que-quieren y de aquellos otros, la mayoría, que sólo tienen espuma de fernet con Coca y entradas free para el boliche en la cabeza.
Me gustaron tus manos. Luego el timbre de tu voz, tu sonrisa con todos tus dientes, y esas cosas que decías que me hacían reír. 
Me tenés encandilau, como  a una vizcacha. 
Percibí de inmediato tu inteligencia, y entonces, estalló un grito de gol de domingo en la Bombonera. Sin embargo hacían falta unas buenas charlas para encontrar lo fundamental, porque hay diferencias que mucho no cuentan, que son divertidas y hasta diría que es saludable que las haya, pero hay otras cuestiones en las que hay que coincidir para caminar juntos.
Como ya te he dicho: la tenés re clara, más que yo. En las reglas ortográficas y en las ideas. Te has equivocado y feo (porque sos imperfecto), y tus miserias te duelen (porque nivelás para arriba). Sabés quererte y así querés a los demás, con la dosis justa: sin egolatría, sin idolatrías, y sin desprecio.
En algún momento de aquellas charlas de calor y cerveza pensé que serías un buen compañero más allá del verano, que tus chistes eran lo suficientemente buenos como para transformar en sonrisa mis duelos, que me llevaría bien con tu familia a pesar de no cantar ni tocar instrumento alguno y que le caerías muy bien a los míos, que podría aprender muchísimas cosas y conocer rincones de verdes y de aguas dulces de por acá cerca porque me dijiste que te gustaba esta ciudad (como a mí), que me acompañarías a rezar sin cuestionar por qué lo necesito tanto, que serías capaz de casarte conmigo y que me ayudarías muy bien a transmitirle valores a los hijos que pudieran llegar.
Tres años desde aquel encuentro entre la música fuerte y el amanecer inminente no son muchos, menos aún los dos de matrimonio, pero bien vale la pena celebrar en el alma el acierto.
Te amo.

2/4/2011  -  2/4/2013

23/3/13

extremo inferior derecho





Hoy encontré esta foto en Facebook y como quien juega a buscar a Wally me entretuve reconociendo gente. No esperaba encontrarme a mí a pesar de que esa posibilidad existía, de manera que cuando me vi fue suspensivo. De repente vinieron muchos recuerdos. La foto fue tomada durante la marcha al puente internacional General San Martín del 2008. Fue de las más concurridas a pesar del mal tiempo. En ese entonces trabajaba para un programa de la tele local, por eso voy caminando junto a un camarógrafo. Jorge se llama. Me gustaba grabar informes y luego participar de la edición. Disfrutaba mucho de mi trabajo. Ahora también. Bueno, en realidad siepre disfruté y eso me alegra y mucho. En este oficio una se va reinventando cada día, es imposible dejar de aprender. Los temas del día de a poco van quedando atrás mientras nacen nuevos. Y ahora los testimonios son otros, otras las voces, otros los reclamos y las historias que se convertirán en noticias de  tapa. Hoy podemos hablar del hombre accidentado en la ruta y familiarizarnos con términos médicos y mañana hablaremos del aumento de salario escalonado que el gobierno ofrece a los estatales. 
Bienvenido al periodismo todo aquel que se aburre en la monotonía.
Ayer la foto me mostraba en medio de un reclamo ambiental. Mañana no sé dónde. ¿Acaso no es fascinante?

19/3/13

21 cuadras en 21 oraciones (y media)

1- Desde la ventana que da al oeste la mañana parecía ventosa, sin embargo al salir a la calle no me dio la misma sensación, (quizás el fresno haya exagerado un poco).
2- Miguelina tardó en dormirse lo que las tres ruedas del coche tardaron en pisar la esquina de Cervantes (¿por qué no será así de sencillo cuando yo muero de sueño?).
3- Las veredas en esta parte de la ciudad son un desastre, de manera que no me quedó otra que avanzar por la calle, (me gusta el aire coqueto que les dan los adoquines de hormigón articulado).
4- Hay una cuadra, justo antes de llegar a la sede de la Asociación de Sordos e Hipoacúsicos, en la que siempre me maravillo de escuchar cantar a tantos pájaros; (¿será porque allí encuentran muchos árboles donde posarse, o en alguna de estas casas habrá una enorme pajarera?)
5- Debo estar haciendo un movimiento nuevo, o de mala manera, porque esto de caminar empujando un coche con bolso y nena hace que me duelan partes del cuerpo que no tenía registradas, (entre las axilas y los omóplatos, por ejemplo).
6- Pasan dos, tres, cuatro autos y los conductores ni se percatan de nuestra presencia y necesidad de cruzar hacia la otra esquina; hasta que el quinto frena y con un gesto de sus manos me dice que avance, (y como en un plumazo se me voló la chinche).
7- Acercándonos al centro el tránsito se hace más denso y parecieran estar todos, automovilistas y peatones, más apurados, (se me ocurre que la señora de gris camina así porque quiere llegar a horario al médico, tiene cara de dolor).
8- Miguelina se despertó, (¡ay, cómo la amo!)
9- Al descubrir el coche, dos nenas que venían caminando con su abuela, supongo, se abalanzaron a los cachetes de mi pasajera, (contra todo pronóstico, en lugar de llorar se rió).
10- La abuela de las nenas me quiso vender la rifa de Santa Rita: "Ciento diez pesos por mes, no son nada", me dijo; y yo le contesté que tenía que consultarlo con mi marido (jajajaja).
11- Las nenas parecían mellizas pero no lo eran, se llevaban un año y un mes de diferencia, (quién sabe con qué método anticonceptivo se habrá cuidado esa madre después del parto).
12- Allá está la plaza Urquiza; siempre que la cruzo me acuerdo de mi papá conmigo esperando que mami saliera de la escuela.
13- La plaza está igual que en aquellos años, sólo han agregado cartelitos en cada esquina con el nombre de usuario y la contraseña del WIFI gratuito, (el usuario es "gchu" y la contraseña también).
14- Casi en el centro de la plaza distingo al intendente conversando con un señor mientras una chica les saca fotos con flash, (¿serán periodistas?).
15- La cartera más barata de este negocio cuesta 800 pesos, (si es que no estoy desactualizada).
16- Pienso en el programa de la tarde y me alivio al recordar que ya está casi armado, aunque llegando al mediodía no vendría mal pegarle un llamadito a Alippi, (el productor).
17- En el último bloque voy a entrevistar a un politólogo sobre las influencias que puede llegar a haber en el país tras la asunción como Papa de un argentino.
18- Hablando de Papa, Miguelina dice "papa", o "papá", (le dije a Damián que no estaba segura si era por él o por Bergoglio).
19- Bueno, ya falta menos, (por suerte el dolorcito ridículo ya no se siente).
20-  Las vidrieras exhiben ropa de abrigo en tonalidades rodeando al bordó, (era cierto lo que dijo esa comentarista de modas en la tele la otra vez, y evidentemente la gente que vive de esto se pone rápidamente al día).
21- ¡Qué lindo es llegar a lo de mamá!, la casa está hermosa, como siempre y para mí es como volver un poco a la infancia, (pero renovada).