11/8/12

ya

¿Será posible que una crema para el contorno de los ojos pueda eliminar las arrugas en 48 horas, o que ese tratamiento para adelgazar le haga perder los 25 kilos de más que lleva esa mujer, en apenas un mes y a mitad de precio si aprovecha la promoción?
Nada haría sospechar de la eficacia de la crema ni del tratamiento para bajar de peso de no ser por la promesa de la inmediatez de los resultados. Por lo visto en nuestra sociedad occidental no nos conformamos con que las cosas funcionen. Necesitamos que funcionen y rápido; y lo penoso es que de la misma manera nos exigimos a nosotras mismas, a nuestros novios o maridos, a nuestras amigas, compañeros de trabajo, a nuestros padres, a nuestros hijos. Y cuando salimos a la calle seguimos exigiendo eficacia instantánea, reaccionamos con un impaciente bocinazo ante los errores del hombre que conduce el auto que va delante del nuestro, queremos que la señora que nos atiende en el almacén no se demore tanto en cobrarnos y que el remisero acelere. Hasta los semáforos nos irritan.
¿Pero qué pasa con los tiempos que no somos capaces de modificar, con los tiempos biológicos, los tiempos de maduración, de crecimiento?
Ahora que mi atención se focaliza principalmente en todo aquello relacionado al embarazo, al parto, la lactancia  y a la maternidad voy a transcribir un párrafo del libro "La maternidad y el encuentro con la propia sombra", de la terapeuta familiar argentina Laura Gustman, sobre las presiones del mundo para la nueva mamá:

Nuestra sociedad está apurada "por volver a la normalidad". Todos queremos que la mamá "vuelva a ser la de antes", que adelgace rápido, que abandone la lactancia, que retome el trabajo, que luzca espléndida... en fin, que esté a tono con los tiempos que vivimos. Es la era de internet, del e-mail, la telefonía celular, la televisión por satélite, los aviones y las autopistas rápidas. El mundo anda a velocidad luz mientras las madres se sumergen en las tinieblas del recogimiento, conservando las redondeces y reclamando silencio.
(...)
El mundo podrá transformarse, llegaremos a Marte, Júpiter o Neptuno; pero necesitaremos siempre nueve largos meses para gestar a nuestros hijos, otros nueve meses para que inicien el desplazamiento autónomo y larguísimos años para ser capaces de enfrentar el mundo sin la ayuda de los padres.



Muchas veces sentimos que si sacamos el pie del acelerador el mundo nos va a pasar por arriba aplastándonos sin piedad, pero hay momentos en los que no queda otra, y bienvenidos sean esos momentos.

1 comentario:

  1. ¡Bienvenidos sean!

    Veo a una humanidad siendo capaz de transformar el período de gestación. Sin embargo veo aún muchas mamás como vos que se lo tomarán con calma y con 9 meses por delante.

    Y brindo por eso!

    (Aunque yo quiero que salga ya! jajajaa)


    Besoteeeeeeeeeeeees

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Yo también me suspendo con lo que decís