Bienvenidos, a continuación los dejo con la historia suspensiva que envió un lector de este blog. "Pajecito suspensivo" optó por llamarse. Y a su historia: una confesión. Que la disfruten.
Estoy seguro que en esta gigantesca escuela de enseñanza pública que es la vida, nos vamos cruzar. Ya sea porque nos tocó estar justo en la misma aula o porque, tarde o temprano, el recreo nos va a ir acercando.
Cuando eso suceda, yo te voy a contar esa anécdota que habla de la vez que, allá por el año noventa y siete mi vieja estuvo un tiempo internada en el A.G.O.S junto a una señora de la edad de mi abuela, y que cuando fui con ella a visitarla, esa señora llamó a mi abuela por su nombre de pila y la reconoció de alguna parte de Europa (¿pequeñas inmigrantes de la segunda guerra? O ¿desvaríos y casualidad?). Mi abuela lo negó y nunca más habló del tema; y yo me quedé con un eterno interrogante: ¿Se puede reconocer a alguien después de tanto tiempo?
Mientras miro de reojo ese paquete de Óperas que brilla en tu mano me sigo haciendo el importante con mis cuentos, hasta que me ofrecés una y yo saco tres porque el paquete está recién abierto. Entonces empezás a contar algo tan, pero tan suspensivo, que me deja la cabeza carburando con la potencia de un Renault Torino. Tratás de explicármelo de la mejor forma posible, querés, con esa calidez femenina y esa fuerza de mujer valiente, hacerme ver de qué viene la cosa. La campana te interrumpe y tenemos que volver. Justitio es el último recreo ¡y encima viernes! Voy a tener que esperar hasta el lunes para terminar de suspenderme.
El fin de semana viene complicado: dos millones cuatrocientos cincuenta mil problemas. Voy a enloquecer. Siento que se me viene todo de golpe. De repente me quedo pensado en aquello suspensivo que me contaste y… ¿cuántos eran los problemas? ¿Dos, tres? ¿Se podrán solucionar?... AQUELLO SUS-PEN-SI-VO QUE ME CONTASTE…Aquello… aquello… AQUELLO…
Y es lunes; y a empezar de nuevo. Del aula al recreo, del recreo al aula.
EL TESORO DE LA SOMBRA
Guionista:Alejandro Jodorowsky.
Dibujante: Boucq.
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Yo también me suspendo con lo que decís