18/5/13

palabras encarnadas



Las palabras tienen dueño, por ejemplo: la palabra "epíteto" es de mi madre. Sucede que los dueños de las palabras no son plenamente conscientes de su pertenencia. Con seguridad puedo afirmar que mi madre no sabe que "epíteto" le pertenece. Lo sé yo, y quizás alguien más. Y lo sé porque leyendo una página de un libro encontré esa palabra. Entonces se fue Horacio y el Club y la Maga enfermera de Pola y apareció mi madre pronunciándola. "Epíteto". Sólo esa, ni la que le antecedía y la que proseguía. La dijo, porque era su palabra, y se fue.
Las palabras se les encarnan a sus dueños en la piel de la cara, y cuando esto sucede ya no hay nada que hacer. Todos nos iremos con nuestras palabras encarnadas, en la comisura de los labios, debajo de los ojos, entre la ceja y el párpado. Eso depende de cada palabra. Están a las que les sientan bien los pómulos y a las que no.

1 comentario:

  1. "Yo no digo que el Sr. Burns sea incontinente", dijo Homero ante la risotada de Bart. "¿Alguno de uds dos sabe qué significa incontinente"?, preguntó Lisa. De Los Simpson en su buena época.

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Yo también me suspendo con lo que decís