Una tarde que llovió, desde adentro miró hacia afuera. Por un momento también cerró los ojos. Procuró no pensar en ninguna melodía. El reto consistía en hacerlo después.
Entonces escribió.
Es un ave extraña o un reptil voraz
que fagocita en picada
sus inmóviles tangentes
de transparencia tenáz.
Mártires del trueno o de las mañanas
tendrán la muerte y la vida
en el romance del sol
con sus bellas amalgamas
Gota por gota va
mi reflejo enmudecido
para soltar su rugido
en un gigante de sal
Gota por gota va
mi reflejo enmudecido
para soltar su rugido
en un gigante de sal
Lento en la bajante siguen su destino
de calma en las grietas,
de vida en las lenguas,
de peine de linos
Comparten camino hermanas surgentes
y el salto en las correderas
eleva el arruyo
del canto simiente.
Gota por gota va
mi reflejo enmudecido
para soltar su rugido
en un gigante de sal
Gota por gota va
mi reflejo enmudecido
para soltar su rugido
en un gigante de sal
Damián Lemes
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