Las hamacas de la plaza Urquiza. El acordeón. El escritorio. Los cuadritos del Vía Crusis de la Luján. El alicate de Roma. Las llaves en el llavero abrochado al cinto. La camioneta. El canal de deporte. La radio chiquita. La botella de vino. La afeitadora eléctrica. El reloj despertador. Las fotos en los álbumes. La calculadora. La canción de los sapos. Las libretitas. Los recordatorios. Las carpetas tan ordenadas. El patio. El campo. El celular. La boina de verano. La boina de invierno. El mate. El Argentino. Los bifocales.
Todo está raro hoy.
Se nos adelantó una de las mejores personas que conocí.
ResponderEliminarNos faltó ayudar a ese muchacho, amigo de el, que hace 20 años que no puede terminar una chamarrita.
El hombre mas bueno! Que con su sencillez y humildad,tan callado; no me dejaba de enseñar...
ResponderEliminarGracias por tanto!
Hasta siempre Osvaldo, buen viaje AMIGO...
Adhiero a Dami y Ro...
ResponderEliminarA mi me va a faltar el vino rico de tu cumpleaños, y esa sonrisota recibiéndonos cada 5 de diciembre.
Me quedo con la cara de la última vez que lo vi, en tu casamiento, volviendo del baño y mirando al quincho... su cara era de paz, esa que te daba la sencillez y tranquilidad con la que te hablaba y me habló ese día.
Osvaldito, te veré siempre desde abajo, por tu altura y tu grandeza.
Qué lindo es tenerlos cerca!
ResponderEliminarGracias por tanto amor que me dan con sus palabras y en sus abrazos.
Me hubiese gustado conocerlo un cacho más, creo que apenas vi la punta del iceberg de ese gran hombre. Lo voy a extrañar. Y cerca tuyo ahora y siempre, Sabi <3
ResponderEliminarEl viernes, estando en el Congreso de Fopea, se me acerca el ruso Enz y me avisa mostrandome el mensaje que le había llegado de Magnotta. Como te decía, te mando las mejores energías y un fuerte abrazo. Que puedas ponerle palabras a este momento desde tu blog no es poca cosa.
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ResponderEliminarTodos los mediodías, salgo del trabajo y voy a almorzar a la casa de mis abuelos. A mediados de este año falleció mi abuelo, y me pasaba algo muy parecido. Encontrarmelo en todos los rincones de la casa y hasta en cosas pequeñas por más que no esté. Me acuerdo de cuando leí La Resistecia, en donde Sábato decía que los objetos se impregnan de la personalidad de las personas que lo usan, y que son mucho más que un algo material.
ResponderEliminarAmplío el comentario de Valentín con uno de los poemas de Borges que más me gusta:
ResponderEliminarEl bastón, las monedas, el llavero,
la dócil cerradura, las tardías
notas que no leerán los pocos días
que me quedan, los naipes y el tablero,
un libro y en sus páginas la ajada
violeta, monumento de una tarde
sin duda inolvidable y ya olvidada,
el rojo espejo occidental en que arde
una ilusoria aurora. ¡Cuántas cosas,
láminas, umbrales, atlas, copas, clavos,
nos sirven como tácitos esclavos,
ciegas y extrañamente sigilosas!
Durarán más allá de nuestro olvido;
no sabrán nunca que nos hemos ido.
Jorge Luis Borges