Poco tiempo después alguien le diría que ese era el día del hincha de River, pero hasta pasado el mediodía no sólo desconocía ese dato sino cualquier otro que tuviera que ver con esa fecha pues ese era para ella un día como cualquier otro. En realidad no como cualquier otro, sino como esos días que no le recordaban a nada ni a nadie. No había cumpleaños, ni aniversarios ese día. Tampoco era feriado, ni cambio de estación. De no ser por aquello que sucedió, hubiera llegado la noche y ese hubiera pasado simplemente como un día más.
Pero quisieron las cosas que ese día se le cambiara la vida.
Pero quisieron las cosas que ese día se le cambiara la vida.
Después de una ligera ecografía tomaron asiento, el médico corroboró la fecha agudizando la vista frente a un almanaque de escritorio y le dijo sin preámbulos: "Tu bebé va a nacer hoy"; mirando esta vez también al hombre que venía acompañándola en cada una de las consultas agregó: "Vengan como a las cinco de la tarde que a las y media hacemos la cesárea".
Dos oraciones convirtieron ese día hasta el momento tan zonzo, en el más emocionante de todos.
La siesta duró un siglo.
Solos en la habitación (donde había empezado todo) se miraron a los ojos, casi no hablaron, se quitaron los zapatos y se recostaron, se abrazaron nerviosos, ella lloró un poco y creo que a él se le mojaron los ojos. También se sacaron fotos, porque en las próximas ya no habría panza y estaban acostumbrados a la panza; y luego rezaron, él arrimó su frente a la de ella, se tomaron fuerte de las manos y pidieron al cielo tranquilidad, gracia que llegó junto a la certeza de que todo iba a andar bien.
Miguelina viene llegando, recordó. Al fin lo imaginado tendría rostro, tendría olor.
Ese día, que había comenzado como cualquier otro, se fue sin que se diera cuenta. No supo cuándo amaneció de nuevo. No supo ni quiso saber nada de lo que ocurría allá afuera.
Creía conocer el amor, estaba convencida de que lo había experimentado, que reconocía sus síntomas, pero cuando la vio por primera vez entendió que nada de lo antes sentido se comparaba con eso que ahora sentía. Esta vez el amor la desbordaba, le brotaba convertido en lágrimas y en leche. No le cabía dentro.
Ese día sintió que trascendía.
Ese día sintió que trascendía.