Quedó impregnada
en las yemas de mis dedos la suavidad
que tenía
la palma de tu mano
la última vez que la tomé,
queriendo retenerte
porque no quería
por nada en el mundo
que te fueras.
Pero (¿te fuiste?)
igual.
Porque así tenía que ser.
Porque así lo quiso Dios.
Dicen.
Que hay que saber resignar(se).
Aceptar,
confiar, que luego el sol calentará lo suficiente para secar toda esta humedad.
De mi ojos.
De mi alma.
De mi palma, buscando
febril, la suavidad de la tuya.
Porque, cómo hago ahora para perdonarte y
pedirte que me lleves a la plaza y
me hamaques fuerte hasta
tocar con mis pies la copa del árbol.
Atesorar en palabras un momento fugaz es la forma que tenemos los nostálgicos de soltar.
ResponderEliminarTodos nos vamos. Lo único que perdura es el registro de lo que transitamos.
Abrazo en el corazón, Sabi (mamá e hija).
Mil gracias por tu abrazo Cass, y por tus palabras sabias y amorosas.
ResponderEliminar... el Sol se encargará de secar toda esa humedad...
ResponderEliminarSabias palabras amiga y así será, tiempo, y mucho sol.
Abrazo a los tres, Los quiero mucho!!!
Lo leí como tres veces ya y mientras voy leyendo me voy imaginando TODO lo que dice.
ResponderEliminarComo nos decían en la facu, "Traspasar la pantalla" y tú lo has logrado.
Felicitaciones Sabi**
Beso, abrazo y palmas suaves.
pucha che.
ResponderEliminarduro.
beso :)
Gracias lindas mujeres uruguayenses, siempre atentas y presentes. Cómo me gustaría tenerlas acá en Guale!
ResponderEliminar"¿Te fuiste?". Esa es la clave, creo. Hace décadas que me pregunto lo mismo.
ResponderEliminarEn tu dolor hay tanta belleza...
Abrazo enorme, Sabi.