Aparece en las fotos de todos los bautismos, primeras comuniones, recepciones y hasta en un par de vacaciones de todos sus sobrinos. Dicen que a falta de hijos propios fue haciéndose cada vez más tía y al llegar al decimosexto sobrino ya nadie podía ser más tía que ella. Es que María Rosa es un montón de cosas: mujer esbelta de mirada clara, propensa a la lectura de novelas, maestra rural, poeta en la intimidad de sus noches a solas, católica de las que van a misa y saben rezar el rosario, supervisora de enseñanza privada, ahora jubilada, consumidora de excursiones por el mundo y esmaltes para uñas perlados; se enojaba con Menem como ahora con Cristina y con Boudou, usuaria de Facebook y no muy buena cocinera, lectora de diarios, oyente de radio y de las canciones más románticas de Perales y Marco Antonio Solis. Pero por sobre todas las cosas es tía. En mi diccionario la palabra tía se define con su nombre. No se bien cuántos años cumple hoy pero allí estaremos celebrando su vida porque ella siempre ha estado presente en la nuestra.