Siempre fui enamoradiza, está bien, lo admito, pero tarde o temprano (y muchas veces más temprano que tarde) encontraba ese "algo que no me cerraba". Con decirte, Negrito mío, que minutos antes había resuelto quedarme sola, feliz y sola, alejada de cagones inmaduros que-no-saben-lo-que-quieren y de aquellos otros, la mayoría, que sólo tienen espuma de fernet con Coca y entradas free para el boliche en la cabeza.
Me gustaron tus manos. Luego el timbre de tu voz, tu sonrisa con todos tus dientes, y esas cosas que decías que me hacían reír.
Me tenés encandilau, como a una vizcacha.
Percibí de inmediato tu inteligencia, y entonces, estalló un grito de gol de domingo en la Bombonera. Sin embargo hacían falta unas buenas charlas para encontrar lo fundamental, porque hay diferencias que mucho no cuentan, que son divertidas y hasta diría que es saludable que las haya, pero hay otras cuestiones en las que hay que coincidir para caminar juntos.
Como ya te he dicho: la tenés re clara, más que yo. En las reglas ortográficas y en las ideas. Te has equivocado y feo (porque sos imperfecto), y tus miserias te duelen (porque nivelás para arriba). Sabés quererte y así querés a los demás, con la dosis justa: sin egolatría, sin idolatrías, y sin desprecio.En algún momento de aquellas charlas de calor y cerveza pensé que serías un buen compañero más allá del verano, que tus chistes eran lo suficientemente buenos como para transformar en sonrisa mis duelos, que me llevaría bien con tu familia a pesar de no cantar ni tocar instrumento alguno y que le caerías muy bien a los míos, que podría aprender muchísimas cosas y conocer rincones de verdes y de aguas dulces de por acá cerca porque me dijiste que te gustaba esta ciudad (como a mí), que me acompañarías a rezar sin cuestionar por qué lo necesito tanto, que serías capaz de casarte conmigo y que me ayudarías muy bien a transmitirle valores a los hijos que pudieran llegar.
Tres años desde aquel encuentro entre la música fuerte y el amanecer inminente no son muchos, menos aún los dos de matrimonio, pero bien vale la pena celebrar en el alma el acierto.
Te amo.
2/4/2011 - 2/4/2013 |