La planta de UPM (ex Botnia) tiene una producción anual por encima del millón de toneladas que es el máximo autorizado por la Corte Internacional de La Haya.
Esto no sólo significa una violación a los acuerdos bilaterales, significa algo peor: contaminación desmedida al río Uruguay, a la tierra, al aire y a todos los seres que vivimos en los alrededores de esta inmundicia ilegal.
De acuerdo con los propios registros aduaneros de Uruguay la planta de la ex Botnia viene superando este límite prácticamente desde su inicio y a un ritmo creciente: entre noviembre de 2008 y noviembre de 2009 lo superó en
50.597 toneladas, al otro año lo hizo en
97.407 toneladas, en tanto que entre noviembre de 2010 y octubre de 2011 se excedió en
98.855 toneladas.
De tratarse, como tanto se jactan, de una prestigiosa empresa finlandesa líder en el mercado de la celulosa, no debería haberse excedido en su producción. Los Estados y las empresas que se portan bien no incumplen los tratados.
Estamos diciendo que esta planta está autorizada para producir un millón de toneladas de pasta de celulosa, utilizando gratuitamente como materia prima y fundamental el agua del río Uruguay. Ni siquiera eso debería estar pasando.
Esta empresa toma agua del río SIN PAGAR NI UN CENTAVO, se lleva el dinero y deja la contaminación y la pobreza.
No conforme con semejantes beneficios esta empresa además, excede los límites que le fueron permitidos.
Lo que ocurre con las mineras no es mera coincidencia, es lo mismo.
Llora América Latina, se desangra, se desagua.