Embarazo y reposo; cuando quise acordar me encontré rodeada de revistas sobre bebés. Títulos dulces de tipografía redondeada escritos en colores pálidos. En la tapa siempre una mamá con su bebé, simplemente un bebé (el Brad Pitt de los bebés) o una sonriente embarazada.
La figura del padre aparece de modo anecdótico en algún que otro artículo, pero por lo general están dirigidos a la mamá. A una mamá débil, infantil, temerosa, soñadora y lo necesariamente manipulable para que los publicistas la convenzan de que será de extrema necesidad que su bebé cuente con un a
ndador, caminador y jumper con bandeja de juegos, luz y sonido y frenos antiescalera cuando practique sus primeros pasitos (en este tipo de publicaciones hay un excesivo uso de los diminutivos).
Imagino a unas cuantas mamás lectoras sintiéndose frustradas ante los costos de ciertos objetos que estas revistas muestran como fundamentales. Se suponía que las mamaderas eran todas más o menos iguales, ahora resulta que las mejores son aquellas que tienen la
tetina inclinada, porque permanece siempre llena de leche y esto evita cólicos en el bebé.
¡¿Qué clase de madre sos, que le das de mamar leche con aire a tu hijo?! ¿Acaso no te importa que llore por el dolor de panza?
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Estimulador musical de pancita |
Por otro lado, hay artefactos que si bien no están planteados como de extrema necesidad, tientan a cualquier madre moderna por la manera en la que muestran cómo le facilitarían la vida: la nueva vaporera con licuadora integrada para preparar papillas.
¡Se ve tan feliz el bebé de la foto! Y la madre, de escultural figura, se nota que tuvo tiempo de ir al gimnasio y recuperar su silueta porque no anda perdiendo el tiempo pisando papas con un tenedor.
La debilidad física que demuestra el cuerpo de una mujer con un bebé dentro de su vientre parece que se traduce en una debilidad intelectual capaz de hacerle perder el discernimiento entre lo que verdaderamente le hará falta durante el embarazo y el puerperio, y lo que es puro y verdadero chamuyo. De lo contrario, cómo se explica que se venda un "e
stimulador musical de pancita", o un "detector de sonidos", para escuchar las patadas, los latidos y hasta el hipo del bebé.
En ninguna revista dice que antes de que estas cosas fueran creadas, nacieron miles de bebés (incluyendo a los inventores del estimulador musical de pancita) que ante los primeros llantos por cólicos sus mamás les movieron las piernas, se tiraron los correspondientes gases y crecieron felices.